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Su utilización depende del desarrollo tecnológico de cada país, pero su penetración es imparable y tal y como pronostica Robert Khan (1), para el año 2000 los gobiernos, grandes empresas y universidades estarán conectadas a Internet, y en el 2005 lo estarán todas las empresas y escuelas.
Existen sin embargo grandes diferencias respecto al grado de automatización. Estados Unidos se encuentra a la cabeza, respecto al desarrollo y utilización de la Red, ya que en la actualidad, según los últimos datos más de 500.000. hogares norteamericanos se conectan a la Red por medio de la televisión, en lugar de por el tradicional ordenador (2).
En lo referente a Europa, encontramos gran diversidad entre los mismos países de la Comunidad Europea, ya que no todos invierten la misma proporción de sus presupuestos en recursos informáticos (3). Sin embargo, en estos dos últimos años se ha hecho por parte de todos los miembros de la Comunidad Europea una apuesta por las redes para afrontar el reto que supone la utilización del "euro", moneda única europea en 1999.
Respecto al desarrollo de redes y a la adopción de los protocolos de red, existe una clara tendencia a la unificación y estandarización. Los diferentes modelos de redes empleados anteriormente, tienden a desaparecer y predomina en todos los países de la C.E. el modelo Ethernet para el diseño de redes, mientras que para los protocolos de red cada vez está más extendido el estándar de Internet IP que ha superado a los otros estándares (4).
España, al igual que el resto de los países europeos, también ha realizado un importante esfuerzo de modernización en sus infraestructuras, y redes de comunicación, lo que se traduce en la existencia de un número cada vez mayor de usuarios de Internet. Según los últimos datos estadísticos son ya más de 1.110.000 las personas conectadas Internet. (5), siendo los jóvenes de edades comprendidas entre los 24 y 34 los que más utilizan sus servicios, especialmente para la búsqueda de información o visitar unas determinadas Webs como las de prensa, revistas de ocio e información general.
Sin embargo, son pocas las organizaciones, empresas e instituciones que han volcado sus bases de datos en la Red, aunque poco a poco se está despertando un interés cada vez mayor no sólo por hacer consultas a través de la Red, sino por tener una presencia física dentro de ella (6).
La escasa presencia de bases de datos españolas en Internet, también afecta a las bibliotecas, aunque, en este aspecto, es similar a la de otros países europeos. En la actualidad se pueden consultar la Biblioteca Nacional, las bibliotecas universitarias que previamente estaban en red, y algunas de las bibliotecas públicas del estado pertenecientes al sistema bibliotecario español.
Las bibliotecas de arte, tradicionalmente unidas a otras instituciones, especialmente a las universidades y a los museos, han evolucionado durante este siglo notablemente en consonancia con las exigencias de información de la sociedad. En un principio la mayor parte de las bibliotecas de los museos fueron creadas y mantenidas para uso exclusivo de los conservadores de los museos, y posteriormente se abrieron a los usuarios del mismo.En la actualidad deben incorporarse a las nuevas exigencias de demanda de información utilizando los recursos que la técnica ofrece. Las bibliotecas de arte de las universidades, con una finalidad distinta a la de los museos, también han evolucionado y de una forma mucho más rápida debido a las exigencias de los propios usuarios.
En España, independientemente de las bibliotecas universitarias, y de la sección de Bellas Artes existentes en las bibliotecas públicas, la gran mayoría de las bibliotecas de arte están integradas en los museos, y en la actualidad también en fundaciones culturales privadas, galerías de arte y salas de exposiciones.
La vinculación de las bibliotecas de arte a los museos en España goza de una gran tradición, de tal forma que ya el Real Decreto de 29 de noviembre de 1901, en su artículo 26 establece que "Los museos tendrán para su uso particular una biblioteca o colección de libros propios de la especialidad a la que sus estudios se dirigen y en tanto en cuanto los recursos de sus consignaciones lo permitan, y cuando su importancia lo requiera , estará al frente de la biblioteca un empleado facultativo de los adscritos al establecimiento, designado por el Jefe del Museo , y sin perjuicio de que se ocupe en otros servicios a que el jefe lo destine".
Este decreto ha favorecido la existencia de este tipo de bibliotecas. Actualmente podemos encontrar en todo el territorio español un total de 192 bibliotecas de arte (7), la mayor parte pertenecientes a museos y el resto a otras instituciones como pueden ser las de fundaciones privadas tan conocidas internacionalmente como la Fundación Joan y Pilar Miró o la Fundación Tapies ambas en Barcelona, entre otras, y las universitarias con unos fondos bibliográficos muy específicos y algunas de ellas con una gran riqueza de fondos antiguos.
De las bibliotecas de museos y fundaciones existen en la actualidad aproximadamente sòlo unas 20 con catálogos parcial o totalmente automatizados y consultables exclusivamente en los OPAC del centro donde radica la biblioteca que también ofrecen consultas a diferentes bases de datos por medio de CD-ROM.
Por el contrario, los recursos que Internet ofrece dentro del complejo mundo del arte, son enormes, y la información que puede presentar es variada y atractiva. En ella se incluyen galerías virtuales de museos, galerías de arte, fundaciones, agendas culturales, directorios, páginas de artistas singulares, centros de formación, asociaciones y publicaciones de las más diversas materias.
Ante esta nueva situación , y si tenemos en cuenta las pesimistas predicciones de algunos expertos que pronostican el final de las bibliotecas actuales en aras de las bibliotecas virtuales, podríamos preguntarnos cuál va a ser nuestra función como bibliotecarios de ahora en adelante.
Si hacemos un rápido recorrido a través de las historia de la biblioteconomía, podemos comprobar cómo el bibliotecario ha tenido que ir adaptándose a los diferentes cambios de soportes así como a los diferentes medios que ha ido utilizando para poder realizar su trabajo (8).
Ante el cambio que el final de este siglo plantea, en el que, paradójicamente, ante un incremento y exceso de información se plantea la supervivencia de las bibliotecas y de la profesión del bibliotecario, quisiera recordar, por la vigencia de algunos de sus postulados, el discurso de José Ortega y Gasset," La misión del bibliotecario" pronunciado nada menos que en 1935 con motivo de la inauguración de la IFLA en Madrid. (9) Dice Ortega que frente al incremento de la información, mucha de ella de escasa utilidad,el bibliotecario debe desarrollar la función de guía dentro de la "selva selvaggia de los libros y la información", utilizando para ello los conocimientos bibliográficos y fundamentando su trabajo en tres ejes esenciales :
Estas clásicas tareas bibliotecarias, son las que nos van a seguir permitiendo afrontar el reto que el nuevo ámbito de la comunicación y de la información nos plantea de cara al III Milenio, tanto utilizando los recursos que la propia Red pone a nuestra disposición, como ofreciendo nuestros propios recursos fruto, de nuestro trabajo cotidiano.
Una de las mayores dificultades que en la actualidad conlleva la selección y adquisición de nuevas fuentes de información es la gran cantidad y variedad de información existente que hace compleja tanto la selección como el tipo de material que se considera necesario adquirir, siendo premisa esencial la de que este material responda a unos criterios de selección rigurosos planteados por la biblioteca.
Por lo que respecta a la adquisición tradicional de obras, en la actualidad coexisten junto a los distribuidores, librerías y editores tradicionales con sus clásicos catálogos, aquellos que los tienen consultables en Internet, y que permiten transacciones económicas electrónicas. Esta nueva facilidad de acceso puede ocasionar, que los pequeños editores, sin grandes recursos, queden marginados frente a los grandes editores y multinacionales del sector. En este sentido, cabe destacar que esta situación también afecta a las librerías, ya que existe una clara tendencia a la desaparición de las librerías especializadas frente a las generales, muchas de ellas pertenecientes a cadenas internacionales de librerías o grandes empresas, esto hace que la adquisición del libro se haga bajo pedido, perdiéndose poco a poco la posibilidad de tener libros a examen, y poder evaluar directamente el interés de la obra.
La evolución del mercado, indica que muchas de las publicaciones que tradicionalmente eran adquiridas en soporte papel, están siendo sustituidas en la actualidad por obras electrónicas; es más, algunos autores (10) sostienen la hipótesis de que todas las obras serán electrónicas en un futuro cercano y que màs adelante ni siquiera será necesario realizar nuevas adquisiciones. Por tanto, la importancia y el valor de una biblioteca no estará en consonancia con el número de volúmenes que ésta contenga y los fondos tradicionales màs bien serán una carga para la biblioteca. Ante este supuesto conviene hacer una reflexión: en las circunstancias actuales, esta previsión puede ser sólo válida en lo referente a las publicaciones actuales, pero no en lo que atañe al fondo antiguo. Los bibliotecarios de arte conocemos bien la importancia de muchas de las publicaciones almacenadas en nuestras bibliotecas que son necesarias para el conocimiento de lo que fue y es nuestro patrimonio cultural.
Por otra parte, la digitalización de todo este patrimonio bibliográfico supondrìa un trabajo de tal envergadura que nos tendríamos que plantear si los actuales soportes electrónicos no quedarìan obsoletos antes de tener concluido dicho trabajo.
La dificultad, consiste en conocer, seleccionar y adquirir para los fondos de la biblioteca parte de la información que circula por Internet y que puede ser relevante para la misma.
El uso de esta red ha supuesto una modificación dentro del ámbito de la edición, ya que no sólo se pueden encontrar productos electrónicos como revistas, periódicos catálogos y directorios cuyo acceso puede ser gratuito o a través de una suscripción, sino que existe una información variada, muchas veces interesante, que circula al margen de los canales tradicionales de edición y distribución y que se introduce en la Red por los propios autores, que crean páginas Web relativas a su obra, por las instituciones o por simples aficionados a la informática que crean sus propias bases de datos.
Existe igualmente un tipo de información, de la denominada "quick reference " o "puntual" que hace referencia a eventos culturales, cursos, congresos, conferencias, subastas y exposiciones de gran utilidad para los usuarios de las bibliotecas y también para nosotros mismos, ya que podemos tener información relativa a subastas y exposiciones que se celebran sobre temas de interés para nuestra biblioteca y conseguir posteriormente sus catálogos, ya que en la actualidad, la adquisición de este tipo de obras, continúa siendo dificultosa.
De este tipo de información, de fácil acceso y almacenamiento no sólo hay que tener conocimiento para su consulta, sino que en algunas ocasiones, y dependiendo de la relevancia de la misma, será necesario capturarla ,conservarla y hacerla accesible a los usuarios, máxime teniendo en cuenta que todavía en nuestro país el número de usuarios conectados a Internet no es muy numeroso y éste dentro del campo científico se limita a profesores o investigadores vinculados a las universidades.
El almacenamiento y la conservación electrónica de trabajos, informaciones puntuales o noticias en prensa es inevitable dado que una de las características de este tipo de información de Internet es que es efímera, porque desaparecen o cambian de URL, por lo que pasado un tiempo su búsqueda y recuperación es más compleja y en algunos casos imposible. Esta información se almacenaría lógicamente en soporte informático, y daría lugar a una biblioteca virtual dentro de los catálogos de los fondos de la biblioteca.
Por otra parte, desde la década de los 70 con el desarrollo del formato MARC y la internacionalización de las normas de descripción bibliográfica ISBD, pocas modificaciones nuevas se han realizado, si bien dado el incremento de las ediciones electrónicas, las que se están produciendo últimamente sirven para describir los documentos de Internet y también para introducir autores secundarios, colaboradores y ampliar el área de notas.
Este trabajo, si bien en principio puede ser arduo y lento, produce, sin embargo, unos grandes beneficios ya que nos permite ir elaborando una base de datos de artistas y creadores de gran utilidad que muchas veces no se encuentran en las tradicionales obras de referencia por tener una bibliografía limitada.
También hay que incluir el mayor número de descriptores posibles a la hora de indizar la materia de la que trata el libro para ofrecer la mayor cantidad de información posible y la más precisa a usuarios que sólo se relacionan con la biblioteca a través de un ordenador.
Esta utilización de descriptores en lugar de los tradicionales encabezamientos de materia de muchas de las bibliotecas hace más accesible y coloquial la búsqueda, ya que se aproxima más a un lenguaje natural. Hay que tener presente que esta indización debe hacerse teniendo un estricto control de los términos que se utilizan a la hora de indizar y es conveniente manejar los thesauros existentes en el mercado para emplear, en la medida de lo posible, un lenguaje común.
Hoy en día para poder ofrecer una información acorde con las exigencias de nuestros usuarios, la biblioteca no debe actuar de forma aislada, sino que debe trabajar y establecer relaciones en dos direcciones: 1) relacionándose con el resto de las bases de datos de la institución a la que pertenece y 2) relacionándose con otras bibliotecas de similares características o dentro de unos sistemas más amplios a nivel nacional tal y como ha sucedido con las bibliotecas de arte universitarias, todas ellas integradas en una red general.
La integración para las bibliotecas de los museos es más difícil, ya que sólo algunos museos han asumido la necesidad de abordar la automatización de sus fondos de forma global, integrando tanto las colecciones, la información documental, y la biblioteca. La automatización siempre es necesaria hacerla de acuerdo con los estándares establecidos internacionalmente, para posteriormente incorporarse a redes más amplias que permitan la cooperación y difusión de la información.
Como centro de difusión y de referencia, la biblioteca, aunque no esté integrada en Internet, debe tener conexión a la misma y ofrecer la posibilidad de consultar la Red a los usuarios de la biblioteca.
Este nuevo servicio que pueden ofrecer las bibliotecas, es tema de controversia en algunas de ellas, tanto generales como especializadas, ya que es difícil determinar cómo y cuando se debe limitar o controlar el acceso a Internet, cual es la información que se ha de proporcionar e incluso si se debe pagar por este acceso.
La conexión a Internet, proporciona a la biblioteca nuevas posibilidades de interrelación a través del correo electrónico. Internet, también permite la participación en foros temáticos específicos . Este sistema que puede parecer novedoso es, sin embargo, familiar para muchos bibliotecarios de arte, conocedores de las publicaciones de divulgación del siglo pasado, ya que algunas de esas publicaciones en diferentes países trataron de mantener la comunicación entre profesionales e investigadores utilizando el sistema disponible en aquella época que era el de las publicaciones periódicas. En España encontramos el "Averiguador" . Semanario de artes y letras similar a otros que habían surgido con anterioridad en diferentes países como el "Notes and quiries" de Londres, el "De Navorcher" de Amsterdam y "El Historical Magazine" de Boston.
La facilidad de las comunicaciones y el rápido acceso a la información hace que se tienda a una globalización mundial en la que todos podamos acceder al mismo tipo de recursos e informaciones. Sin embargo, esta situación no es real ya que respecto a las comunicaciones y a la implantación y utilización de recursos informáticos existen notables diferencias entre países. Aunque la tendencia a la homogeneización es muy rápida, sobre todo en los países desarrollados que tratan de alcanzar el nivel tecnológico de los Estados Unidos, indiscutible líder actual, no ocurre lo mismo en los más desfavorecidos.
El progreso tecnológico lleva implícito a su vez el desarrollo y el control de la información. Lógicamente los países con un mayor desarrollo dominan y controlan la información a través del suministro de servicios, bases de datos. Esta situación puede también producir un mayor distanciamiento y desequilibrio entre países pobres y ricos ya que los primeros serán meros consumidores de la información suministrada por los segundos.
Pero no sólo la diferencia se produce entre países, sino que también se da entre los ciudadanos de un mismo territorio, ya que no todos disponen de los recursos necesarios para obtener información a través de los nuevos medios informáticos.
Es en este punto donde debemos plantearnos el papel de la biblioteca como el único medio que proporciona el acceso a los nuevos canales de comunicación a todos los usuarios sin ningún tipo de discriminación social. Cada vez es más frecuente que a nuestras bibliotecas acudan personas interesadas en este tipo de información.
Por tanto, las bibliotecas deben propiciar, por una parte, la conexión y la consulta a través de la Red y por otra, desarrollar al máximo las posibilidades de su colección, automatizando los fondos, haciendo una retroconversión que suponga la revisión y actualización de los mismos y realizando la indización en profundidad para obtener diversos subproductos y bases de datos que potencien la consulta de sus fondos. En el caso de las bibliotecas de arte, las diferentes bases de datos pueden referirse a los artistas mencionados en las obras, a los monumentos desaparecidos, a las obras de arte restauradas, a las actividades en el ámbito cultural de las instituciones a las que pertenecen que de esta forma potencian y divulgan el propio patrimonio histórico artístico.
A la vista de todo lo expuesto anteriormente, podemos constatar la importancia que tienen nuestros trabajos de selección, proceso de los fondos y difusión, ya que a través de los mismos seguimos orientando y proporcionando a los usuarios la información que éstos necesitan. Podemos decir, por tanto, que si bien los instrumentos se han modificado y los tradicionales ficheros están siendo sustituidos por ordenadores, impresoras y lectores de CD-ROM y los soportes de información por soportes de almacenamiento electrónico, seguimos siendo, sin embargo, intermediarios y piezas esenciales dentro del proceso de producción y elaboración de la información.
Este trabajo debe realizarse conjuntamente, tanto integrando e interrelacionando las bases de datos de nuestra propia institución, como creando conexiones con las bibliotecas de similares características para desarrollar sistemas nacionales de información que sean de interés y cumplan con su función de servicio público.