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To Bangkok Conference programme

65th IFLA Council and General
Conference

Bangkok, Thailand,
August 20 - August 28, 1999


Code Number: 047-132-S
Division Number: III
Professional Group: Libraries Serving Disadvantaged Persons
Joint Meeting with: -
Meeting Number: 132
Simultaneous Interpretation:   No

Mejora de las técnicas del personal de las bibliotecas escolares para atender las necesidades de ciertos estudiantes

Janet Murray
School of Information Management and Systems
Monash University
Caulfield East, Australia
Email : murryan@gsat.edu.au / murryan@gsat.edu.au


Abstract

El autor ha finalizado recientemente un estudio de cuatro años en el que se evalúan los servicios de las bibliotecas escolares dirigidos a los estudiantes discapacitados en dos estados australianos. Se analizan los resultados de las actividades de formación del personal de las bibliotecas escolares con objeto de ayudarles a enseñar a los estudiantes discapacitados, a comunicarse con ellos y a atender sus necesidades de formación. Los resultados demostraron que actualmente este tipo de bibliotecarios tienen pocas oportunidades de participar en este tipo de programas, aparte de las que ofrecen las facultades al profesorado en general. Se necesitan cursos de formación dirigidos al personal específico de las bibliotecas que cubran aspectos relacionados con la política bibliotecaria, el desarrollo de la colección y la adaptación de la tecnología a los estudiantes discapacitados.


Paper

Antecedentes

Al compilar la bibliografía Equity and Excellence (1) descubrí una escasez de material de formación para la provisión de servicios a personas con discapacidades y que había muy poco publicado sobre este tipo de programas de formación del personal bibliotecario. Siete años más tarde la situación ha cambiado poco y si nos fijamos en aquellos programas de formación dirigidos especialmente al personal de bibliotecas escolares la situación es aún peor. Wesson (2) sugiere que el personal de las bibliotecas escolares se formen ellos mismos visitando otras bibliotecas escolares que presten servicios a estudiantes discapacitados y realizando estudios en sus propias bibliotecas orientados a los estudiantes con discapacidades. En Australia, existen algunos programas de formación de este tipo (3) pero son muy esporádicos (4). Ninguno de estos programas se ha orientado hacia el personal de las bibliotecas escolares. En los estudios universitarios de biblioteconomía tampoco se le presta mucha atención a los servicios para personas con discapacidades (5, 6, 7). Es poco probable que la situación cambie debido a la política de autofinanciación a la que se enfrentan la mayoría de las facultades, según la cual se dedican a atender a la rentabilidad de los cursos que imparten dando prioridad a los pocos especializados y de mayor difusión.

Existen pocos cursos de formación profesional dirigidos específicamente al personal de las bibliotecas escolares. Heeks y Kinnel (8) descubrieron que en el Reino Unido existe cierto tipo de actividades de formación dirigidas a este tipo de profesionales y que hay una tendencia por parte de los responsables de las bibliotecas a no prestarle atención a las necesidades formativas de sus subordinados. Anteriormente, los investigadores Edwards y Schon (9) identificaron que el personal de las bibliotecas escolares se forma principalmente a través de la lectura de bibliografía especializada, asistencia a congresos y seminarios, realización de cursos de formación ofrecidos por las delegaciones provinciales de educación, pertenencia a las asociaciones profesionales y realización de cursos de posgrado.

Si se está haciendo poco para estos profesionales desde la perspectiva bibliotecaria, ¿qué está sucediendo en la formación del profesorado? Bradley y West (10) investigaron las necesidades de formación del profesorado de las escuelas que integran a alumnos con discapacidades. Los resultados mostraron que el profesorado desea una formación que comprenda los siguientes puntos: cómo modificar los planes de estudios, trabajar y enseñar en equipo, la repercusión sobre el resto de los alumnos de la inclusión en la misma clase de alumnos con discapacidades, conocimiento de determinadas discapacidades, actitudes hacia la minusvalía, expectativas de los estudiantes discapacitados que asisten a sus clases, conocimientos básicos sobe la educación especial, la integración y la inclusión. A no ser que el profesorado haya recibido cursos de educación especial durante sus años de formación universitaria o al incorporarse a la vida profesional, puede que no tenga conocimientos sobre estos temas. En el estado australiano de Nueva Gales del Sur, todos los cursos de formación del profesorado incluyen un módulo obligatorio sobre educación especial. Así pues, los profesores recién titulados de este estado que decidan formarse como bibliotecarios escolares tendrán una base que les ayude como bibliotecarios a atender a los alumnos con discapacidades.

El estudio

Acabo de finalizar un estudio de cuatro años de duración para evaluar los servicios bibliotecarios que se ofrecen a los alumnos discapacitados matriculados en las escuelas que integran a este tipo de alumnos. Los datos sobre la existencia de programas de formación y las necesidades de formación del personal de las bibliotecas escolares se recogieron a través de estudios de casos y un estudio longitudinal que consistía en un cuestionario que el bibliotecario rellenaba y que incluía dos preguntas relevantes. La primera intentaba descubir si se había ofrecido en la escuela algún programa de formación profesional relacionado con los estudiantes discapacitados, además permitía la posibilidad de hacer comentarios al respecto. La segunda preguntaba al personal bibliotecario si conocía la legislación sobre minusvalía que afecta a los servicios bibliotecarios y, en caso afirmativo, que dijera si se había enterado de ella a través del director de la escuela, de la bibliografía sobre bibliotecas, de las redes profesionales, de las publicaciones de carácter educativo (entre las que se incluyen las publicaciones y la bibliografía profesional que las autoridades educativas difunden), de los medios de comunicación o de cursos de formación.

Para los estudios de casos, se seleccionaron catorce escuelas pertenecientes a dos estados. En las entrevistas que se realizaron, se le preguntó al personal de las bibliotecas escolares qué tipo de programas de formación profesional se les habían ofrecido y que comentaran su experiencia personal con los discapacitados. A los profesores o coordinadores de educación especial se les preguntó qué tipo de programas de formación profesional se habían ofrecido al personal de la escuela y si en ellos habían participado los bibliotecarios.

Resultados

El primer cuestionario se envió a 1.454 escuelas primarias y secundarias de los estados australiano de Victoria y Nueva Gales del Sur en 1994, al que respondieron 493 escuelas (34%). Dieciocho meses más tarde, se envió el segundo cuestionario a estas 493 escuelas, entre las que se incluían colegios públicos, privados y católicos, con una tasa de respuesta del 55%. El segundo cuestionario era prácticamente el mismo, con algunas modificaciones para facilitar el carácter longitudinal del estudio. Por ejemplo, se cambió la pregunta sobre los programas de formación profesional para averiguar si se había ofrecido alguno desde que se hizo la primera encuesta.

En el primer cuestionario, doscientos siete encuestados (52%) dijeron que se habían ofrecido programas de formación del personal orientados a los estudiantes con discapacidades. En el segundo, ciento cuatro encuestados (27%) respondieron que se habían ofrecido este tipo de programas desde que se pasó el primer cuestionario. Los encuestados también comentaron que la formación había tenido lugar en la propia institución y que no se habían ofrecido programas específicos para las bibliotecas. Además, en estos programas se habían tratado una gran variedad de discapacidades, aunque los más frecuentes fueron los problemas que afectaban a la discapacidad visual, auditiva y de aprendizaje. Los programas se llevaron a cabo a través de seminarios especiales del profesorado, charlas del personal de otras instituciones o la asistencia del personal a cursos fuera de la escuela; esta última opción sólo iba dirigida al personal de educación especial. En el caso de aquellos bibliotecarios que conocían la legislación sobre discapacidad, las repuestas se distribuían equitativamente entre las seis opciones que se presentaban en el cuestionario. Entre 1994 y 1996, el porcentaje de encuestados que escogieron la opción "cursos de formación" descendió del 22% al 15%. Las dos encuestas pusieron de manifiesto que el 57% de los encuestados desconocían la legislación existente que regula los servicios que se ofrecen a los alumnos con discapacidades.

Varios miembros del personal bibliotecario de las escuelas que participaron en los estudios de casos adquirieron experiencia personal con los discapacitados de varias maneras: enseñando, a través del trabajo social comunitario o de la familia. Esto fue un factor importante para entender las necesidades de los estudiantes con discapacidades. En casi todas las escuelas, el personal de educación especial había ofrecido algún tipo de actividad de formación para el profesorado, aunque o bien no se incluía al personal no docente o las actividades se organizaron fuera del horario lectivo y dicho personal no estaba dispuesto a asistir en su tiempo libre. A menudo las escuelas ofrecían programas intensivos de formación del personal cuando se matriculaban por primera vez alumnos con discapacidades, aunque éstos no tenían una continuidad porque se pensaba que no era necesaria. Con frecuencia los profesores de educación especial preparaban a grupos pequeños de profesores que tenían en sus clases a alumnos discapacitados, aunque no se incluían a los bibliotecarios escolares.

Discusión

Los resultados del estudio muestran que se ofrecieron muy pocas oportunidades al personal bibliotecario de participar en los programas de formación profesional relacionados con la provisión de servicios a estudiantes con discapacidades. En 1994, sólo un poco más de la mitad de las escuelas con estudiantes discapacitados habían ofrecido programas para todo el personal docente, mientras que en 1996 esta cifra había disminuido al 27%. Aunque, sin duda, el personal bibliotecario profesional podría haber asistido a cualquiera de estos programas que se ofrecieron al profesorado, es dudoso que también se le hubieran ofrecido estos programas al personal auxiliar de la biblioteca. Hay que señalar que en el sector público se habían ofrecidos más programas de formación profesional. Dado que éste es el sector más grande, esto podría deberse a la existencia de cursos de formación organizados a nivel regional y estatal para el personal de las escuelas.

Aunque los bibliotecarios de las escuelas que participaron en los estudios de casos podrían asistir a los cursos de formación que se ofrecían para todo el personal docente de la escuela, no se impartió ninguna formación específica para las bibliotecas ni tampoco se le había ofrecido al personal auxiliar de la biblioteca. En algunas escuelas se ofreció poca o ninguna información sobre los alumnos discapacitados al bibliotecario escolar por parte del personal de educación especial, a menudo debido a que éstos no se daban cuenta de que el bibliotecario probablemente tendría que tratar a la mayoría de los estudiantes de las escuelas y que, por lo tanto, necesitaría una formación especial. La falta de continuidad en los cusos de formación sobre discapacidad en algunas escuelas no tuvieron presente el hecho de que en el futuro se contrataría a nuevo profesorado.

Las necesidades de formación de los bibliotecarios escolares

Los resultados de las encuestas, las entrevistas con los bibliotecarios de las escuelas que participaron en los estudios de casos y de otras escuelas que se visitaron durante el trabajo de campo en Canadá y el Reino Unido indican que se necesitan programas de formación del personal en varias áreas, algunas de las cuales se corresponden con las identificadas por Bardley y West (11). El personal de las bibliotecas escolares que no han tenido experiencia personal con los discapacitados serían más conscientes de los problemas a los que se enfrentan estos individuos a través de cursos de formación específicos y obviamente se beneficiarían si recibieran cursos concretos durante su formación profesional, aunque la necesidad más importante es que los bibliotecarios escolares reciban información específica sobre los estudiantes discapacitados de su escuela y sobre cómo tratarlos, enseñarles y atender sus necesidades. A los bibliotecarios escolares se les debería incluir en las reuniones que mantenga el profesorado de educación especial con los profesores con alumnos discapacitados en sus clases y también en las reuniones de los grupos de apoyo de estudiantes en los casos en los que el uso de la información sea un tema a tratar. Esto les daría la oportunidad de trabajar con el personal de educación especial para modificar los materiales que se usen en la formación de usuarios adaptándolos a las necesidades de estudiantes concretos. Sin embargo, los bibliotecarios escolares deben asistir a las reuniones del centro y a actividades similares en donde se traten temas relacionados con los estudiantes discapacitados. La colaboración en el trabajo no es un problema para los bibliotecarios escolares, ya que tienen experiencia en este sentido al haber integrado sus cursos de formación de usuarios en el plan de estudios de la escuela y al trabajar diariamente con el resto del personal de la biblioteca, aunque algunos prefieren trabajar individualmente. Pero a medida que el profesorado, tanto de educación especial como el resto, reciben este tipo de formación en el trabajo, algo necesario puesto que muchos de ellos en el pasado han trabajado de modo independientemente, debería mejorar la cooperación y el diálogo entre ellos y los bibliotecarios escolares.

Los bibliotecarios escolares se beneficiarían del conocimiento que obtendrían sobre la educación especial, los fines y objetivos de la integración y de la inclusión de los estudiantes con discapacidades en las escuelas y especialmente de la legislación sobre este tema. Aparte de las necesidades de formación del personal identificadas por Bradley & West, los bibliotecarios escolares necesitan una formación en la elaboración de políticas, en la gestión de la colección y en los requisitos de la tecnología. Los resultados del estudio mostraron que el 5% de los encuestados tenía en 1994 una política de actuación formal sobre los servicios para los estudiantes con discapacidades, que disminuyó al 3% en 1996. En muy pocos casos las bibliotecas escolares tenían ??, incluso las que contaban con bibliotecarios escolares ejemplares. La falta de ?? indica una carencia de concienciación sobre esta necesidad. Los resultados del estudio y del estudio del caso demostraron que los bibliotecarios escolares ofrecen buenas colecciones con información y ficción sobre las discapacidades que la tratan de una forma realista y sensible. Sin embargo, la mayoría tienen un conocimiento limitado de los materiales que existen en otro tipo formato y de otras bibliotecas e instituciones donde se pueden localizar y pedir en préstamo. Aunque los bibliotecarios escolares son usuarios experimentados de la tecnología de la información, no existen pruebas del reconocimiento del papel de la tecnología para compensar las discapacidades. La tecnología adaptable puede ofrecer muchas opciones, como por ejemplo el que los estudiantes con problemas de vista puedan imprimir y que los que tienen poco control del aparato locomotor puedan usar el teclado, aunque esta tecnología sólo está disponible en muy pocas bibliotecas escolares.

El que el personal haga frente a las necesidades de formación implica diversos mecanismos. La sugerencia que hace Wesson (12) de que ??. La persona puede hacer una lectura profesional y existen buenos vídeos y algunos ?? sobre la discapacidad y la comprensión de la discapacidad que podrían usar tanto una persona como el personal de una pequeña biblioteca. Algunos distritos escolares y ?? ofrecen programas de formación para el personal de las bibliotecas escolares que se podrían dedicar a cuestiones relacionadas con la gestión de la colección y la tecnología de la información. Otro método son los congresos y seminarios organizados por las asociaciones profesionales, aunque mi experiencia me dice que tendrán más éxito los seminarios celebrados a nivel de distrito o a nivel local que el dedicarle una sesión en un congreso general. Las oportunidades de formación del personal son tan limitadas para los bibliotecarios escolares y el énfasis en la tecnología de la información tan grande que se ignorará cualquier tema que se considere ?? donde se ofrezca el poder escoger entre varias sesiones de un congreso.

Conclusión

Raramente se ofrecen a los bibliotecarios escolares o al resto del personal de la biblioteca programas de formación sobre los servicios a los estudiantes con discapacidades. Se debería estimular a los departamentos de la universidad para que ofrezcan cursos de biblioteconomía y gestión de la información que contemplen en los planes de estudios ?? los servicios bibliotecarios para las personas con discapacidades, de forma que los profesionales recién formados se sensibilicen en cierto sentido con las necesidades de este grupo de usuarios. Las soluciones más viables parecen ser fomentar la actividades de formación del profesional a nivel individual y la presión de las asociaciones profesionales y de las autoridades educativas para que se ofrezcan más programas sobre esta área.

References

1 Equity and Excellence : a Select Bibliography on Resources for the Training of Library Staff in Serving People with Disabilities. Compiled by Janet R. Murray. Canberra : National Library of Australia, 1992.

2 Caren L Wesson. 'School library media specialists and professional development' in Serving Special Needs Students in the School Library Media Center. Ed. Caren L. Wesson & Margaret J. Keefe. Westport, Conn. : Greenwood Press, 1995. p.238-248.

3 Murray Spriggs. 'Disability awareness : an ongoing process' Link-Up June 1997 p.13-15.

4 Janet Murray and Linley Wallis. 'Library services to Australians with disabilities' Health Libraries Review 13 1996. p.81-89.

5 Herr, Twila A.J. 'Educating library and information professionals to service people with special needs'. Unpublished paper presented at the Library services for People with Special Needs conference, Hobart, Tas., 1989.

6 Klauber, Julie. 'Disability awareness in the library school curriculum' Journal of Education for Library and Information Science 31 (2) Fall 1990. p.153-156.

7 Galler, Anne. 'The inclusion of library services to disadvantaged persons in library school curricula : A survey' IFLA Journal 23 (5/6) p. 365-70.

8 Peggy Heeks & Margaret Kinnell School Libraries at Work. Library and Research Report 96. London : British Library,1994.

9 Karlene K. Edwards & Isabel Schon. 'Professional development activities as viewed by school library media specialists' School Library Media Quarterly 14 (3) 1986. p.138-41.

10 Dianne F. Bradley & J. Frederick West 'Staff training for the inclusion of students with disabilities : Visions from school-based educators.' Teacher Education and Special Education 17 (2) Spring 1994 p.117-128.

11 Dianne F. Bradley & J. Frederick West op.cit.

12 Caren L. Wesson op.cit.

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Latest Revision: June 30, 1999 Copyright © 1995-2000
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