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60th IFLA General Conference - Conference Proceedings - August 21-27, 1994

Estado de la Catalogación en Cuba

María Margarita León Ortiz


ABSTRACT

Se recogen los antecedentes históricos relacionados con la actividad bibliotecológica en Cuba y los acontecimientos que influyeron en el proceso de catalogación. Se resalta la incidencia de la Biblioteca Nacional en el desarrollo de la actividad de catalogación (como órgano cabecera de la red de bibliotecas públicas) a través de la catalogaci&oacu te;n centralizada, la publicación y distribución de manuales técnicos como herramientas de ayuda al resto de las bibliotecas, entre otros. La normalización de la descripción bibliográfica de los distintos tipos de documentos, tomando como base las ISBD y las Reglas de Catalogación Angloamericanas (2 ed.) es otro aspecto tratado en el trabajo, as&i acute; como una breve descripción de la situación de la actividad de computación aplicada a la descripción bibliográfica en las instituciones informativas del país. Se subraya la necesidad de lograr también un nivel de normalización en la actividad de computación, para lograr compatibilidad en cuanto a las técnicas y medios de automatización que se emplean en la catalogación de documentos, dentro del universo de la actividad bibliotecaria.


PAPER

Antecedentes históricos

Aunque en el mundo el proceso de descripción bibliográfica existió aún antes de la invención de la imprenta en la elaboración de listas bibliográficas, en nuestro país esto no ocurre hasta muchos años después de la introducción de la imprenta que se produce en el siglo XVII, alrededor de los años 20. La actividad bibliográfica comienza a tomar auge y consolidarse definitivamente con un rigor técnico a partir del conocimiento de la experiencia de los grandes bibliógrafos del siglo XIX.

Algo que influyó de manera decisiva en la actividad bibliotecológica fue la aparición de grandes personalidades que con sus aportes ayudaron a la consolidación de la técnica bibliotecaria, entre las que se encuentra Melvil Dewey quien en 1876 declarara que "ha llegado al fin el momento en que el bibliotecario puede hablar de su labor como una profesión". La acumulación de conocimientos, experiencias y técnicas, fundamentalmente en Europa y Estados Unidos, tienen una influencia clave en la bibliotecología cubana, la cual va consolidándose paulatinamente con la participación de individuos con inquietudes intelectuales y con visión de futuro, pero que no encontraban eco en las instancias oficiales del gobie rno, colonial primero y republicano a partir de 1902. Basta conocer el estado de abandono en que se encontraba la Biblioteca Nacional (fundada en 1901) donde sus exiguos fondos se destruían paulatinamente, para tener al menos una idea de la falta de priorización que tenía nuestra actividad. A pesar de estas condiciones adversas, un grupo de intelectuales con inquietudes dirigidas hacia el desarrollo de las bibliotecas, promueven el desarrollo de la profesión, al mismo tiempo que incidían en el país los acontecimientos bibliotecarios de nuestro hemisferio y del mundo:

1910 Se inicia la confección del catálogo general de la Biblioteca Nacional, sobre bases empíricas.

1920 Es nombrado director de la Biblioteca Nacional, el doctorFrancisco de Paula Coronado, quien implanta un sistema de su propia creación para la clasificación de los fondos, denominado "Racional".

1938 El escritor José Antonio Ramos asume la reorganización técnica de la Biblioteca y emprende la catalogación y clasificación de la totalidad de los fondos sobre bases más científicas. Crea e implanta un sistema de clasificación basado en el Sistema Dewey.

1942 Se celebra en La Habana, la Primera Conferencia de Bibliotecarios, Archiveros y Conservadores de Museos del Caribe, donde se recomienda la publicación del Epítome de biblioteconomía escrito por el doctor José Antonio Ramos, que constituye el primer manual de esta especialidad escrito en nuestro país y que fue publicado en1943.

1943 Se publica en La Habana el libro del doctor Jorge Aguayo, Manual práctico de catalogación y clasificación, que constituyó un elemento básico en la unificación técnica del trabajo bibliotecario. Laexperiencia de este destacado profesional fue transmitida a las generaciones de bibliotecarios que se fueron formando en el país en el período de 19461960.

1946 Enseñanza de la Bibliotecología en los Cursos de Verano de la Universidad de LaHabana. Se imparte la asignatura Catalogación.

1948 La doctora María Teresa Freyre de Andrade, graduada de bibliotecóloga en la Sorbona de París, funda la Asociación Cubana de Bibliotecarios, entre cuyos principales objetivos estuvo la formación de profesionales bibliotecarios y en especial la formación en el campo de la catalogación y clasificación.

1950 Se crea la Escuela de Bibliotecología de la Universidad de LaHabana y la de la Sociedad Económica de Amigos del País.

1951 Se celebra en Brasil la Conferencia sobre el Desarrollo de los Servicios Bibliotecarios, donde participa Cuba. Endicha conferencia se recomienda la utilización de la catalogación centralizada a nivel de Latinoamérica.

1952
• Se efectúa en Madrid el Primer Congreso Iberoamericano Filipino de Archivos, Bibliotecas y Propiedad Intelectual, donde se analizan trabajos sobre reglas unificadas de catalogación de obras impresas, ensayos de una nueva clasificación de materias, código de asignación de epígrafes, los entes colectivos y el encabezamiento en la catalogac ión, así como la catalogación de distintos tipos de documentos de carácter especial.

• Se crea la Asociación Nacional de Profesionales de Bibliotecas, que es sustituida en 1955 por el Colegio Nacional de Bibliotecarios Universitarios.

• La Biblioteca Pública Escolar de la Caja Nacional de Ahorro comienza a catalogar los discos según un código adoptado y experimentado por el personal de la Biblioteca.

1953
• Se publica el libro Los epígrafes en el catálogo diccionario de la doctora Carmen Rovira.

• Se realiza la I Jornada Bibliotecológica Cubana, donde uno de los aspectos más debatidos fueron los criterios para la unificación de los métodos de catalogación y clasificación. En esta Jornada nace la idea de constituir un Comité Nacional de Catalogación, que tendría a su cargo el estudio de las reglas de catalogación descr iptiva existentes y su adaptación a las necesidades del país. Las conclusiones a que arribara dicha comisión se trasladarían al Comité Latinoamericano de Catalogación, con vistas a la unificación de principios de dicha actividad en el área.

Además se propone la asignatura de Catalogación como básica en los planes de estudio.

La Comisión, integrada por bibliotecarios de distintas instituciones, despliega una fructífera labor, como por ejemplo, la revisión de ALA cataloguing rules for author and title entries.

Cuba estaba representada en el Comité Latinoamericano de Cooperación para la Catalogación y Clasificación por tres especialistas, que participaban periódicamente en las reuniones de dicho Comité.

La Comisión Nacional realiza estudios sobre catálogos topográficos y sobre la catalogación desde diferentes ángulos.

1954 La Universidad de La Habana propone una clasificación para la obra de José Martí y comienza la impresión de fichas con destino a la Universidad de Oriente, a través del recién creado Departamento de Catalogación y Clasificación.

• Se efectúa la II Jornada Bibliotecológica Cubana.

1955
Se publica la 15a. edición del Sistema de Clasificación Decimal Dewey, traducida al español por la Unión Panamericana.

1956
• En la Conferencia Anual de la ALA se reconoce el trabajo del Comité Latinoamericano de Catalogación en el que participa Cuba.
• Se realiza la III Jornada Bibliotecológica, donde la Universidad de LaHabana propone un sistema de clasificación para el patrimonio bibliográfico universitario, también se analizan las particularidades del procesamiento de los libros y los folletos, donde el doctor Aguayo propone la colección facticia de folletos como forma de organización y de procesam iento de este tipo de documento.

1958
(21 feb.)• Se inaugura el actual edificio de la Biblioteca Nacional, tras más de 15años de esforzado trabajo de la Sociedad de Amigos de la Biblioteca Nacional, en un principio, y la Junta de Patronos posteriormente.
• La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos comienza a desarrollar el proyecto de catalogación en la fuente, que tuvo una gran influencia en el desarrollo de esta actividad en nuestro país.

Situación a partir de 1959

Con la creación en 1959 del Departamento de Catalogación y Clasificación de la Biblioteca Nacional, se comenzó un intenso trabajo de recatalogación y reclasificación (utilizando el Sistema Dewey) del fondo existente en la Biblioteca, al mismo tiempo que se enfrentaba el reto representado por el constante ingreso de nuevos fondos. A partir del triunfo de la Revolución y como parte de la política cultural del gobierno, se inicia la creación de una amplia red de bibliotecas públicas que se extiende por todo el territorio nacional y cuenta con la Biblioteca Nacional como órgano cabecera. Entre las múltiples actividades que emprende la Biblioteca se encuentra el procesamiento centrali zado de los libros destinados a las bibliotecas recién fundadas y de aquellos documentos adquiridos periódicamente para ellas. Paralelamente y en los años posteriores, se van conformando las redes de bibliotecas escolares, especializadas, académicas, etcétera, que posteriormente, en 1976, integrarían el Sistema Nacional de Información Cientí ;fico Técnica (SNICT) creado por la Academia de Ciencias de Cuba.

Mientras se producía este impetuoso desarrollo a nivel nacional, se producía un decrecimiento de la participación de Cuba en la actividad bibliotecológica a nivel hemisférico y regional (por razones del aislamiento o bloqueo que se le impuso a nuestro país) y que necesariamente influyó en el ulterior desarrollo de nuestra actividad profesional, por la imposibilidad de dar continuidad a nuestra participación en organizaciones profesionales como la ALA y en otras de carácter regional. A pesar de los inconvenientes antes apuntados, la Biblioteca Nacional y otras instituciones bibliotecarias del país, han mantenido sistemáticas relaciones de canje con la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y otras bibliotecas importantes del mundo, lo que ha permitido tener conocimiento de las distintas tendencias y técnicas relacionadas, entre otros aspectos, con el p rocesamiento de los documentos.

Como resultado de la experiencia en la catalogación y clasificación obtenida por la Biblioteca Nacional, en 1966 se publican Los principios y reglas mínimas de catalogación y clasificación para bibliotecas, que constituyó una guía para el trabajo de todas las bibliotecas del país, pues estaban basados en los distintos manuales y reglas conoc idos hasta el momento (ver Anexo). Esta publicación, conjuntamente con la Lista de encabezamientos de materia, publicada en 1963 y distribuida de forma gratuita a todas las bibliotecas del país, constituyeron herramientas imprescindibles para el trabajo técnico y como material docente en las escuelas de bibliotecarios.

Con el paso del tiempo y debido al desarrollo del trabajo en las instituciones bibliotecarias, se hacían cada vez más difícil el logro de uniformidad en la utilización de normas para el procesamiento de los documentos. Ante esta situación y con el objetivo de comenzar la normalización de la descripción bibliográfica, el Comité de Nor malización del SNICT impulsa, a partir de 1979, la elaboración de un conjunto de normas nacionales y ramales de descripción bibliográfica, con la participación de especialistas de diferentes instituciones y donde la Biblioteca Nacional jugó un papel preponderante, que aún mantiene. Esto ocurre cuando ya estaban publicadas desde 1974 las ISBD(M), c omo resultado de los esfuerzos de normalización de IFLA y en 1978 habían visto la luz las AACR2. Estos poderosos aliados, conjuntamente con la experiencia nacional acumulada, permitieron la confección de la Norma Cubana de Descripción Bibliográfica de Libros y Folletos, que se concluyó en 1981 y fue publicada como norma de obligatorio cumplimiento en 198 2.

Para la implantación a nivel nacional de esta norma se efectuaron diversos seminarios, conferencias, etcétera, que poco a poco permitieron la comprensión y aceptación por parte de los bibliotecarios del país de los cambios que representaban las nuevas formulaciones, que chocaban con la práctica y los conceptos tradicionalmente utilizados en la catalogaci& oacute;n.

Esta norma, en su carácter de pionera, desbrozó el camino para las que le sucedieron, entre las que se encuentran las normas de descripción bibliográfica de publicaciones seriadas, obras musicales, manuscritos, materiales gráficos, materiales cartográficos, partes componentes de los documentos y la de encabezamientos de autores individuales y corporativos .

En el presente está en elaboración la norma de descripción bibliográfica de registros sonoros y el Manual de Catalogación de libros y folletos, que amplía el alcance de la Norma a través de ejemplos ilustrativos de casos particulares y que constituirá una herramienta muy útil para el catalogador. Estas normas tienen estipulado un per íodo de revisión cada 5 años, lo que permite su perfeccionamiento y actualización. En la práctica, la mayor parte de las instituciones bibliotecarias conjugan la utilización de las normas nacionales de descripción bibliográfica, con las AACR2 para casos particulares en que los documentos así lo requieran.

Introducción de la automatización

En la década del 80, con la llegada al país del Sistema MICROISIS de la Unesco y la preparación de especialistas en su uso, se comenzó a implantar este en algunas bibliotecas y centros de información, fundamentalmente para la creación de bases de datos bibliográficas, conjuntamente con el formato CEPAL, aunque en otras se ha utilizado tambié n este formato para la catalogación de libros. Esto constituyó una primera etapa de acercamiento de los profesionales cubanos a la introducción de las técnicas de computación en el trabajo bibliotecario.

Por otra parte algunas instituciones como la Universidad de La Habana y el CEDEM (Centro de Estudios Demográficos) han trabajado con sistemas como el SP ISIS y LOGICAT, respectivamente.

Por otra parte se ha desarrollado en Cuba un sistema denominado CATALOGA, que tuvo su origen y primera aplicación en la Biblioteca del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI), el cual se ha expandido a otras bibliotecas que tiene una facilidad de gran utilidad para la impresión de los juegos de fichas. Al mismo tiempo, en algunas instituciones de información se ha comenzado a llevar a cabo la adquisición de grandes bases de datos en CD ROM, para su consulta por especialistas y usuarios, como es el caso de la Oficina Nacional de Patentes. También se están haciendo estudios para la aplicación del formato MARC como formato de intercambio internacional y/o de ent rada de datos; pero esto aún no ha concluido, pues existen diversas opiniones al respecto.

En el caso particular de la Biblioteca Nacional José Martí, en la actualidad se está realizando el análisis de sistema, para la próxima aplicación de la automatización a los distintos procesos, aunque desde hace algunos años existen bases de datos bibliográficas de distintas temáticas, que han sido elaboradas a través de l Sistema MICROISIS, con formatos elaborados por especialistas de la propia Biblioteca.

Perspectivas

El camino obligado para el logro de resultados cualitativamente superiores es la automatización, pero para esto es necesario, que de la misma forma en que se logró una normalización en cuanto a la utilización de reglas de catalogación y asignación de encabezamientos de autor a nivel nacional, debe lograrse en un futuro cercano la compatibilidad en cuanto a las técnicas y medios de automatización que se empleen en la catalogación de documentos, por mencionar sólo el tema que nos ocupa, pues es imprescindible lograr la mayor racionalidad y extraer el mejor provecho a la aplicación de la automatización (dado nuestro carácter de país subdesarrollado) que nos permita insertarnos adecuadamente en este universo de la información a nivel internacional.

BIBLIOGRAFIA

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5. Jiménez López, Xonia. Apuntes para la historia de la catalogación en la BNJM. La Habana, 1994, 5 h.

6. León Ortiz, Ma. Margarita. La política cultural cubana en el terreno de las bibliotecas: trabajo de curso de la especialidad de postgrado en Promoción Cultural. La Habana, 1990, 21 h.

7. Reyes Rolando, Dámasa. Catalogación: práctica de la Biblioteca José Antonio Echevarría, Casa de las Américas. La Habana, 1994, 5 h.

8. Setién Quesada, Emilio. El desarrollo de la Biblioteca Nacional durante 75 años y su influencia en el país. Revista de la Biblioteca Nacional José Martí (La Habana), 68(1): 59 94, enero abril, 1977.

9. Vega, Olga. La labor de procesamiento de libros raros y valiosos en la Biblioteca Nacional. La Habana, 1994, 5 h.

ANEXO

1. Aguayo, J. Acerca de la organización de los folletos. Cuba Bibliotecológica (LaHabana) 3(1-2): 5-7, enerojunio, 1958.

2. Aguayo, J. Manual práctico de clasificación y catalogación de bibliotecas. 2 ed. rev. LaHabana: Jesús Montero, 1951, 214p.

3. American Library Association. Cataloguing rules for author and title entries. 2 ed. Chicago, 1949. xxi, 265p.

4. Buonocore, D. Elementos de bibliotecología. 3 ed. SantaFe, Argentina: Castelví, 1952, 571 p.

5. Chávez Campomanes, María Teresa. Manual para catalogadores y clasificadores. México: Taller de Encuadernación y Mimeógrafo del Dept. de Bibliotecas, 1960.

6. E.U. Library of Congress. Changes in descriptive cataloguing procedures. Washington D.C., 1954, 5h.

7. E.U. Library of Congress. Rules for descriptive cataloguing in the Library of Congress. Prelim. ed. Washington D.C.: USGovt. Print. Office, 1947. 125 p.

8. Lubetzky, Seymour. Code of cataloguing rules: authors and title entries. Washington D.C.: Pan American Union, 1960, 85p.

9. Manual de bibliotecología para bibliotecas populares, JuanAlbani, et al. Buenos Aires: Kapelusz, 1931, 212 p.

10. Penna, Carlos Víctor. Catalogación y clasificación de libros. BuenosAires: Acme, 1945, 279p.

11. Rovira Bertrán, Carmen. Los epígrafes en el catálogo diccionario. LaHabana: Cultural, 1952, 224p.