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60th IFLA General Conference - Conference Proceedings - August 21-27, 1994

Contribución de la Biblioteca Nacional de Cuba a la bibliografía corriente y retrospectiva

Araceli García Carranza
Xonia Jiménez López


ABSTRACT

El trabajo recoge un recuento histórico de la compilación de la Bibliografía Nacional Cubana, comenzando con un bosquejo panorámico de la Bibliografía General hasta 1959, así como la responsabilidad que asume la Biblioteca Nacional a fines de 1961 con el trabajo bibliográfico. Se señala, además, cómo las bibliotecas provinciales han desarrollado las investigaciones correspondientes para el rescate de sus movimientos editoriales retrospectivos partiendo de sus primeros impresos. Otro aspecto estudiado es el vínculo de la Biblioteca Nacional al estudio y desarrollo de las Bibliografías Nacionales de otros países y en especial de América Latina, donde se expone periodicidad, tipos de materiales que contiene, índices, clasificaciones adoptadas señalándose la clasificación decimal Dewey como forma unánime, así como las descripciones catalográficas y bibliográficas. Renglón aparte merece el tratamiento de las bibliografías de personalidades y los catálogos de publicaciones seriadas, este breve recuento se señala al final y son el fruto de treinta años del trabajo de investigación bibliográfica.


PAPER

La bibliografía cubana, desde sus inicios hasta el triunfo de la Revolución (1959- ) fue resultado de una labor personal supeditada a los recursos de sus compiladores, demasiado insuficientes ante semejante empresa.

(En el siglo XIX Cuba careció totalmente de atención cultural, la metrópoli ejerció férrea censura y ahogó todo intento que beneficiara el estado de ignorancia; nuestra Isla solo interesó como estratégico y operacional de las flotas, y como fuente de riquezas; y en el siglo XX, desde la primera intervención norteamericana y mientras t ranscurren 58 años de República, la corrupción política y administrativa se enseñorea en todos los campos de la vida nacional, fundamentalmente en el político, el económico y el cultural.) Sin embargo, aunque carente de apoyo oficial, y afectado por circunstancias sociales, políticas y culturales adversas, la bibliografía cubana ocupa un lugar en la historia de la bibliografía universal a partir de la obra de Antonio Bachiller y Morales.

Apuntes para la historia de las letras y de la instrucción pública en la Isla de Cuba, lo cual fue publicada en La Habana en el período 1859-1861, Bachiller y Morales incluyó en ella dos catálogos, uno de publicaciones periódicas y otro de libros y folletos, y en ambos describió documentos impresos desde la introducción de la imprenta hasta 1840. De manera que esta compilación iniciadora de la labor bibliográfica cubana y con la que Bachiller y Morales ganó para la historia el título de Padre de la Bibliografía Cubana, es parte de sus Apuntes..., obra de recuento histórico y literario de la cual nuestro José Martí expresara:

...no hay nada que poner (en ella), salvo un poco de orden, porque ya en sus relatos, ya en sus biografías de nombres ilustres (...) está desde sus albores hasta la mitad del siglo, cuánto recuerda de sus maestros e institutos Cuba reconocida...
Ya a fines del siglo XIX, exactamente al terminar la Guerra Hispano Cubano Americana (1895 1898), Estados Unidos, parte militar en la fase final de la contienda, trasciende al campo bibliográfico.

En esta etapa existe un marcado interés en la confección de obras bibliográficas referentes a Cuba y a los cubanos. Por ello son compiladas listas de libros en Washington y en New York, las cuales sirvieron para conocer mejor el campo de las inversiones del capital financiero norteamericano en la neocolonia. Una de ellas fue publicada por la Biblioteca del Congreso de Washi ngton en 1898. Trátase de la obra del bibliógrafo Appleton P. Griffin List of book relating to Cuba, cuya segunda parte contiene una cartografía compilada por P. Lee Philips. (De esta obra se hizo una segunda edición.)

Otra lista bibliográfica de interés lo fue An anoted list of book relating to Spain: Cuban naval history and science, publicada en New York en 1897. Con estos intentos foráneos se trató de compilar todo lo publicado sobre Cuba, fundamentalmente en Estados Unidos y España hasta fines del siglo XIX.

Pero esta labor bibliográfica de transición no fue más que un punto de partida si la comparamos con la obra de Carlos Manuel Trelles y Govín, bibliógrafo mayor de Cuba, quien nos legó una obra monumental que compendia todos los intentos criollos y foráneos precedentes, el más gigante esfuerzo que registra la historia bibliográfica cub ana. Trelles acomete la tarea de recomenzar en el siglo XVII con todas las obras hechas por cubanos fuera de Cuba, para continuar describiendo todo título relacionado con nuestro país. Su obra fundamental, inventario precioso del pensamiento cubano desde el siglo XVII hasta 1916, es la Bibliografía Cubana de los siglos XVII y XVIII (Matanzas, 1907); La Bibliografía Cubana del siglo XIX, en 8 volúmenes (Matanzas, 1911-1915), y la Bibliografía Cubana del siglo XIX en 2 volúmenes (Matanzas, 1916 1917). A esto podemos añadir algunas de sus bibliografías especializadas que complementan su obra fundamental, entre ellas Biblioteca Científica Cubana (Matanzas, 1918 1919); Biblioteca Geográfica Cubana (Matanzas, 1920); Bibl ioteca Histórica Cubana (Matanzas, 1922 1926) y su Bibliografía de la Universidad de La Habana (La Habana, 1938). Después de 1916, Trelles interrumpe su obra de compilación general para dedicarse a trabajos de investigación histórica y a bibliografías especializadas. Deja suelta entonces la guía que vertebraba el panorama cultural de Cuba. El resultado fueron 20 años vacíos de bibliografía nacional, conocidos en nuestro medio como "años huecos" o "laguna bibliográfica". Por ello, durante muchos años (exactamente hasta 1970), para el conocimiento del período 1917 1936, contábamos solamente con los apuntes parciales publicados por la Revista Bimestre Cubana, los catálogos de la librería Cervantes, algunas bibliografías especializadas y personales incluidas en obras más amplias, y las Crónicas (1915-1922) de L eón Primelles, en 2 v., que recogen de manera incidental abundante información bibliográfica del período que abarca.

Unos años después de publicadas estas Crónicas, exactamente en 1938, aparece en nuestro ámbito nacional el Anuario Bibliográfico Cubano de 1937, compilado por Fermín Peraza, quien reinicia la tarea bibliográfica y la continúa hasta que abandonara el país en 1960. Peraza lograría compilar el movimiento editorial cubano, a&ntild e;o tras año, hasta 1959. Esta labor un tanto parcial y fragmentaria y carente del análisis de rigor, resulta a pesar de ello, en nuestros días, la bibliografía cubana del período 1937 1958. Este bosquejo un tanto panorámico de la bibliografía general hasta 1959 nos permite apreciar mejor, a partir de esta fecha, los esfuerzos realizados en este aspecto de la vida nacional como parte de la política cultural del gobierno revolucionario.

A fines de 1961 la Biblioteca Nacional de Cuba asume la responsabilidad del trabajo bibliográfico cuando aún todos los esfuerzos estaban volcados en la organización de sus fondos, por la necesidad de dar servicio público más moderno y eficiente acorde con las nuevas estructuras nacionales.

La Revolución cubana determina la re-creación de la Biblioteca Nacional, la departamentalización de la misma y un enorme crecimiento de sus exiguos fondos con adquisiciones de distintos tipos de documentos. Con este apoyo político y económico y sin abandonar la inmediata y necesaria organización, la Biblioteca Nacional acometió la tarea de compila r la bibliografía correspondiente al período 1917 1936; los llamados años huecos, desde la monumental obra de Carlos Manuel Trelles (Bibliografía Cubana 1900 1916) hasta la primera de Fermín Peraza (Anuario Bibliográfico Cubano 1937). Esta etapa no había sido compilada anteriormente por ningún bibliógrafo y se reconstruye mediante la consulta de los catálogos de los fondos antiguos, las Crónicas de León Primelles, y de las ricas colecciones de Antonio María Eligio de la Puente y del sabio polígrafo Fernando Ortiz, adquiridas ambas por la Biblioteca Nacional.

Esta retrospectiva fue dividida para su publicación en cinco períodos de cuatro años cada uno: 1917 1920, 1921 1924, 1925 1932, 1933 1936. Los cuerpos bibliográficos correspondientes a cada año se organizaron de forma alfabética, y en cada volumen un índice analítico desglosa el contenido de los documentos descritos, así como otros detalles de interés. De manera que la información se recupera mediante la remisión a través de estos índices a los asientos bibliográficos numerados en forma consecutiva. Posteriormente fue compilada la bibliografía cubana del período 1900 1916, acorde con los fondos de la Biblioteca Nacional de Cuba, complemento de interés a la bib liografía de este período compilada por Carlos Manuel Trelles.

Por su parte la bibliografía corriente posterior a 1959 reaparece en 1968 con un primer volumen abarcador del período 1959 1962. Anteriormente, en 1967 (por razones editoriales), había aparecido el volumen correspondiente a 1963 1964, y en otro aparte el movimiento editorial 1965. A partir de esta fecha se incluyen nuevas secciones: un índice de títulos corre spondientes a libros y folletos; las publicaciones seriadas aparecidas o cerradas durante el año, relación de gran utilidad con vistas a futuros repertorios especializados; bibliografías de autores fallecidos cada año, contribución básica para un diccionario bibliográfico, y el suplemento que, a partir de este año 1965, recoge aquellos t&iac ute;tulos que por causas diversas no figuraron en sus años correspondientes.

Otros horizontes enfrenta la Bibliografía Cubana 1971, la cual marcó un hito en nuestro desarrollo bibliográfico, al hacer patente que cambio y permanencia cultural resultan conceptos que se complementan. Más abarcadora que las anteriores compilaciones, esta obra comenzó a reflejar la realidad cultural revolucionaria con sus variadas y pujantes manifestaciones .

En efecto, en el III Encuentro de Bibliotecas Públicas, celebrado en La Habana en octubre de 1971, se acuerdan nuevas secciones que a partir de ese año describirían en nuestro repertorio bibliográfico nacional: carteles o afiches, catálogos de exposiciones, discos, la producción cinematográfica y las emisiones postales del país. Posteriormente, los repertorios bibliográficos de carácter nacional de los años 1972 1976, siguieron ofreciendo la misma información que la Bibliografía Cubana 1971 aunque fueron introducidas dos variantes formales a partir de 1974. La Bibliografía Cubana 1974 presenta al final de la compilación de libros y folletos, los asientos bibliográfi cos de autores cubanos en el extranjero (obras de cubanos publicadas en otros países o traducidas a otros idiomas) y modifica el contenido del índice analítico, ya que aparecen las Colecciones y Series y las Editoriales Extranjeras y Nacionales al final del mismo. En esta etapa (1972 1976) se consolida y perfecciona el sistema editorial del país, el cual se integra to talmente, en 1975, en editoriales. Miles de títulos son editados ante las crecientes necesidades educacionales e intelectuales promovidas por la nueva información cultural, moral y estética de nuestro pueblo.

En 1977, la Bibliografía Cubana, como instrumento práctico de información y como registro de nuestra producción editorial, incluye una nueva sección que describe gran parte de la edición de mapas publicados en Cuba desde 1959. Este importante portador presenta las descripciones cartográficas en el orden cronológico. La información e specífica es ofrecida mediante un índice analítico y al final, en orden alfabético, aparecen las instituciones editoriales responsables de la edición de atlas, mapas y planos en nuestro país. Las características propias de estos materiales han impedido una frecuencia determinada y/o estable con respecto a su aparición en nuestro repertorio nacional. Una mejor organización logra la Bibliografía Cubana 1978 al incluir el análisis total de su información en un índice de títulos y otro analítico. Esta modificación facilitó la recuperación de la información y procuró una mejor uniformidad en el lenguaje de búsqueda utilizado.

Los años 1979 1981 fueron publicados en dos tomos de tamaño menor con vistas a facilitar el uso y manejo de una considerable información descrita en forma casi exhaustiva. Algunas modificaciones técnicas rectifican las descripciones bibliográficas de revistas, de catálogos de exposiciones y de la producción cinematográfica a partir de 1979.

En este mismo año se inicia la descripción de programas, documentos de primera mano para la historia de nuestra cultura, y en 1980 se incorporan las obras musicales impresas, relación alfabética que requirió una considerable labor de búsqueda al extenderse su recuperación, en forma retrospectiva, hasta 1972. Una variante sufrió la informaci ón bibliográfica la cual estuvo limitada hasta 1979 a la vida y obra de literatos y científicos, y a partir de 1980 incluyó además datos de la vida y la obra de artistas cubanos insignes. En la Bibliografía Cubana 1981, aunque se observan algunos ajustes técnicos que acercan a las experiencias derivadas del primer número bimestral que apare ciera en 1982, se mantiene el formato en dos tomos. Ya a partir de esta compilación para el ordenamiento del cuerpo bibliográfico se utiliza un nuevo sistema en el esquema de clasificación marxista de las ciencias.

En 1982 nuestro primer repertorio sufre nuevas modificaciones en beneficio de un mayor perfeccionamiento técnico; su periodicidad bimestral pretendió acelerar el flujo de la información, y para la descripción de libros y folletos se utilizó una norma basada fundamentalmente en la ISBD(M) International Standard Bibliographic Description for Monographic Publicatio ns preparada por la Oficina de la FIAB para el Control Bibliográfico Universal (CBU). La periodicidad bimestral lograda hasta 1988, ha sido modificada en 1989 previo análisis del flujo informativo. En este año la Biblioteca Nacional José Martí logró publicar los bimestres 1 y 2 (enero abril) y los bimestres 3 6 (mayo diciembre), ambos con su correspondi ente indización auxiliar. Este último volumen abrió puertas nuevamente a la frecuencia anual que readoptaría este repertorio a partir de 1990. Una nueva variante se introduce en 1989 respecto a la información suplementaria que se compilaba desde 1965. Se trata de aquellos títulos que por causas diversas no aparecen en sus repertorios correspondientes, según su año de publicación. Esta información había sido descrita en sección aparte, y en orden cronológico. Esta vez se introduce de acuerdo a su clasificación en el cuerpo bibliográfico general, y en cada caso se organiza un orden cronológico decreciente.

La organización del movimiento editorial 1989 resulta antecedente y transición de la Bibliografía Cubana 1990. En este repertorio reaparece la cartobibliografía nacional con la descripción de la edición cartográfica correspondiente al período 1977 1991. Anteriormente, exactamente en el volumen correspondiente a 1977, habíamos public ado el período 1959 1976. De manera que modificaciones y variantes enriquecedoras han favorecido el desarrollo de nuestro primer repertorio nacional.

Por su parte las bibliotecas provinciales han desarrollado las investigaciones correspondientes para el rescate de sus movimientos editoriales retrospectivos. Entre otras instituciones de este tipo, las bibliotecas de Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Camagüey y Santiago de Cuba compilan sus producciones editoriales partiendo de sus primeros impresos.

Pero el perfeccionamiento de la bibliografía nacional corriente y retrospectiva ocupa la atención de especialistas de todo el mundo. Y Cuba en especial ha demostrado ampliamente su interés por este aspecto.

Hace ya varios años la Biblioteca Nacional José Martí ha estado vinculada al estudio y desarrollo de las bibliografías nacionales de los distintos países, en especial de América Latina, con vistas a lograr un mayor desarrollo del sistema, así como un mejoramiento en la efectividad de sus servicios. Por ello hemos analizado las bibliografías nacionales latinoamericanas existentes en los fondos de la Biblioteca Nacional José Martí y hemos comparado, específicamente, distintos aspectos significativos de las compilaciones nacionales latinoamericanas, títulos usados por cada uno de los países, responsables de estas compilaciones, frecuencia que presentan , tipos de documentos incluidos, indización auxiliar utilizada, clasificación y ordenamiento de los cuerpos bibliográficos, forma en que se publica la información, y cantidad de asientos bibliográficos. Además no hemos desdeñado el origen y desarrollo de cada una de esas bibliografías, en la medida en que nos ha sido posible obtener la info rmación correspondiente.

Se aprecia que algunos de los repertorios nacionales latinoamericanos contiene información retrospectiva en secciones suplementarias aunque ellos contengan fundamentalmente la bibliografía corriente. En cuanto al título adoptado la mayoría de los países denominan sus repertorios "Bibliografía", y los menos "Anuarios", sólo Bolivia denomina su repe rtorio nacional "Bibliografía".

En lo que respecta a los compiladores y editores estos repertorios han sido compilados en sus inicios por particulares quienes posteriormente han sido sustituidos por instituciones u organismos poseedores de mayores posibilidades para la realización de sus tareas. Entre los países respaldados por las instituciones se destacan México, Venezuela y Brasil. En el caso de Cuba l a Biblioteca Nacional es desde 1961 el autor corporativo de sus repertorios de carácter nacional. Recuérdese que en 1959 la Revolución cubana recrea la Biblioteca Nacional de Cuba, enriquece sus fondos y hace posible su organización, se asientan las bases necesarias para el desarrollo bibliográfico alcanzado en la actualidad.

En la mayoría de los países latinoamericanos la periodicidad de sus repertorios es anual, exceptuando a México (mensual), Brasil (trimestral) y Nicaragua (semestral). Cuba adoptó la frecuencia bimestral en los años 1982 1988, fundamentalmente con vistas a facilitar la selección, adquisición y canje con el campo socialista. Ya desde 1989 reanud&oa cute; su frecuencia anual. Actualmente Cuba es el país que recoge una mayor cantidad de tipos de documentos (10), seguido de Bolivia (9), Perú (8), Colombia (7), México (6), Brasil (5), Chile (5), Venezuela (5), Honduras (4), Nicaragua (4), República Dominicana (4), Uruguay (4), Ecuador (3) y Puerto Rico (3). La mayoría de estos países incluyen en sus c ompilaciones nacionales, libros, folletos y publicaciones periódicas, y en lo que respecta a materiales especiales Cuba describe el mayor número (mapas, discos, catálogos de exposiciones, sellos de correos, programas, afiches o carteles, y la producción cinematográfica). Sólo Bolivia (6), Colombia (4) y Perú (5) se acercan a Cuba en este aspecto.< P> Los índices auxiliares que se utilizan para localizar la información son diversos. Bolivia, Ecuador y Perú utilizan cinco tipos de índices; Brasil, Uruguay y Venezuela tres; Cuba y Dominicana dos; el resto de los países uno.

La clasificación adoptada actualmente, en forma unánime, es la Clasificación Decimal Dewey, y mayoritariamente el ordenamiento interno es alfabético. Es precisamente con estos dos aspectos que las bibliografías nacionales latinoamericanas alcanzan una mayor coincidencia. Otro aspecto lo constituye la forma; la mayoría organiza la información en una o dos columnas, sólo Brasil organiza su cuerpo en tres columnas. En lo que se refiere al tipo de descripción utilizada la mayoría utiliza la descripción catalográfica. Cuba, Nicaragua, Perú, Uruguay y Venezuela utilizan descripciones bibliográficas.

Por último, en cuanto a la producción editorial, hemos hecho algunos tanteos comparativos en la década de los 80, y observamos que Cuba presenta un mayor número de asientos en 1981, 1985 y 1986; en 1982 se destaca Puerto Rico; en 1984 Chile; en 1988 Colombia. De esta situación comparativa se comprueba que el movimiento editorial cubano de los 80 es probable hay a sido uno de los más voluminosos de América Latina, aunque es preciso destacar que para ello no hemos contado en cada año con todos los repertorios latinoamericanos.

No existe, sin embargo, una forma internacional con respecto a la uniformidad en la estructura de las bibliografías nacionales, o sea un documento como tal que oriente y diga cómo deben organizarse los asientos bibliográficos, aunque la tendencia mayoritaria es presentar los documentos acorde con el Sistema de Clasificación Decimal Dewey. Es preciso aclarar que en el caso de Cuba existe la Norma 39 07 de 1982 para la descripción de Libros y Folletos, el resto de los documentos se describen según las características propias de cada material y la adaptación, a cada documento, de las Reglas Angloamericanas. Y en el caso de Venezuela los repertorios difieren de los demás países en su ordenamiento interno porque utiliza u na numeración para los asientos bibliográficos compuesta por el año y un número consecutivo, dentro de ese año. Constituye el único país que ordena de este modo su cuerpo bibliográfico y que utiliza medios computarizados.

Otras bibliografías hacen aún más fuerte el aporte de la Biblioteca Nacional a la investigación bibliográfica pues, independientemente de la bibliografía nacional, nuestra institución ha compilado y publicado otros repertorios de interés histórico, literario y científico. La bibliografía de la Guerra de los Diez A&ntild e;os (1895 1898), del Asalto al Cuartel Moncada (1953) y de la Revolución cubana triunfante (1959), resultan repertorios imprescindibles al estudioso de la historia cubana. Estos facilitan de forma sistemática la localización del dato preciso, evitando infinitas e innecesarias búsquedas. En ellos la información aparece organizada por materias específica s y generales en los índices correspondientes, y por aspectos dominantes en el cuerpo de la obra, clasificación acorde con las características de la información recuperada en cada caso.

Las bibliografías de grandes figuras de la cultura cubana siguen el paso a la vida y a la obra de creadores de tránsito dinámico y de realizaciones profundas, investigación y recopilación de datos al paso progresivo de los años, y descripción de la obra de figuras imperecederas, factores con los cuales ha sido posible crear estos repertorios de con sulta que dan acceso al ámbito de una obra y a la ascendente trayectoria vital de un creador. Contribuir a ese acceso como parte de entrada ha sido propósito fundamental de esta tarea retrospectiva que la Biblioteca Nacional ha realizado sobre figuras tales como José Martí y Ernesto Che Guevara, y otras figuras cimeras de la literatura, la historia y la cultura del pa ís como Fernando Ortiz, Emilio Roig de Leuchsenring, Nicolás Guillén, Juan Marinello, Alejo Carpentier, Carlos Rafael Rodríguez y otros. Los repertorios científicos han tenido como punto de partida el Catálogo Colectivo de Publicaciones Seriadas Cubanas de Ciencia y Técnica.

Desde 1959 la Biblioteca Nacional de Cuba se propuso organizar un Catálogo Colectivo de la riqueza bibliográfica nacional pero se hizo necesario comenzar el trabajo con las publicaciones periódicas de ciencia y técnica, y casi durante dos décadas, mientras el ímpetu revolucionario desarrollaba el país satisfizo la demanda de miles de investigadores que acudían a ella a solicitar ayuda científica y técnica tanto para la localización de determinado material bibliográfico como para la organización del ya existente en sus bibliotecas. A este empeño se dedicaron todos los esfuerzos y como primera medida se organizó el Catálogo Colectivo antes citado cuya principal función ha sido y es la localización, según los intereses, de determinado volumen, número, mes y año de cualquier publicación seriada en el sistema. La creación de este monumental repertorio facilitó la investigación bibliográfica de carácter científico, tarea que según planes de la dirección de la Biblioteca Nacion al hizo posible la creación de repertorios sobre temáticas fundamentales para el desarrollo de nuestra economía, así como la creación de repertorios sobre fenómenos y necesidades que en ocasiones enfrentaba el país como es el caso de plagas y otras enfermedades padecidas en nuestro campos.

Paralelamente se satisfacían las exigencias de técnicos y científicos que solicitaban y aún solicitan este servicio bibliográfico. Pero las publicaciones seriadas por su naturaleza específica y por su desarrollo en nuestro país requirieron un mayor control bibliográfico. El procesamiento técnico de estos documentos cubanos correspondientes a los siglos XVIII y XIX dio lugar al Catálogo de publicaciones periódicas de los siglos XVIII y XIX, el cual ha resultado indispensable obra de consulta en bibliotecas cubanas y extranjeras. Su segunda edición, ya agotada, ofrece una mayor información enriquecida con innumerables adquisiciones y donativos.

La indización o procesamiento analítico de las revistas cubanas más relevantes del siglo XIX (más de 50 títulos) ha favorecido aún más el control bibliográfico y ha acelerado la creación de otras obras de consulta. En 1964 se publicaron en un tomo los índices de las revistas literarias más importantes del período 1837 1857; en 1968, el índice de la Revista Bimestre Cubana; en 1969, los Indices de los Anales de Don Ramón de la Sagra; y en 1970 los índices de las revistas literarias más importantes del período 1858 1878.

En cuanto a la organización de la información ofrecida por las publicaciones seriadas cubanas del siglo XX, la Biblioteca Nacional compila desde hace unos años el Catálogo de Publicaciones Periódicas Cubanas de esta centuria e inició, en 1970, la publicación del Indice General de Publicaciones Periódicas Cubanas, complemento de primer orden de la bibliografía nacional, el cual analiza, con rigurosidad, las revistas publicadas cada año.

La información correspondiente a los volúmenes del período 1970 1972 aparece por materias ordenadas alfabéticamente con índices auxiliares (de autores y materias). Pero a partir del volumen correspondiente a 1973 la información se estructura por secciones con una indización auxiliar analítica. La acumulación de esta información anual ha promovido recopilaciones retrospectivas de distintos temas tales como poesías, cine, música, televisión, etcétera, que en algunos casos han sido tesis de grado para obtener el grado de Licenciado en Información Científica. O sea, que de este Indice General se ha desprendido y desprende retrospectiva (desde 1970 hasta nuestros días) que ofrece una información exhaustiva de distintos temas, fundamentalmente literarios, históricos y culturales. Por supuesto que el desarrollo de este repertorio (que ya acumula aproximada mente 10 000 asientos por año) no excluyó el análisis retrospectivo de publicaciones seriadas cubanas del siglo XX, así como tampoco el análisis de algunas revistas que se publican actualmente y que por su larga vida y su importancia para la cultura del país resultan muy consultadas. En este caso estos índices abarcan desde los inicios de la publi cación hasta que comienza a aparecer su información en el Indice General. Resultan ejemplos los índices analíticos de revistas surgidas del proceso revolucionario como Casa de las Américas, Gaceta de Cuba, Cine Cubano, Revolución y Cultura y otras.

En cuanto a los índices de colecciones cerradas correspondientes al siglo XX, la Biblioteca Nacional ha compilado más de 60 títulos de revistas. Los tres volúmenes aparecidos en 1969 bajo el título Indice Revista Cubana dieron inicio a estas ediciones. En ellas resultan analizadas revistas muy notables de la literatura cubana correspondientes al período 1920 1955.

En el primer tomo se incluyen revistas de vida breve que, a pesar de ello, aseguraron el desarrollo literario de su época (Verbum, Espuela de Plata, Nadie Parecía y Ciclón). La revista Orígenes preside por su significación esta serie de revistas que comenzaron a publicarse a mediados de la década del 30. En el tomo 2, la Revista de Avance y Archipi&eacu te;lago, revistas alentadoras ante el adormecimiento que padecían la literatura y el arte cubanos; y por último en el tomo 3, Gaceta del Caribe y Fray Junípero, temas literarios que se alzaron en un medio hostil para el desarrollo cultural de nuestro país.

Otras revistas políticas y literarias, influyentes en su momento histórico y decisivas en nuestro desarrollo intelectual, han sido también indizadas en la Biblioteca Nacional, entre ellas Fundamentos, Social, Dialécticos, El Comunista, Trimestre, Orto, Mediodía, etcétera, así como la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí fundad a en 1909. La indización de nuestra revista apareció en un volumen abarcador en un período 1909 1969, y posteriormente cada cinco años ofrece en sus propias páginas el análisis y recuento de su contenido.

De esta urgente tarea de repertorios bibliográficos necesarios para satisfacer la demanda exigida por el desarrollo que ha enfrentado y enfrenta el país, tanto en el campo de las humanidades como en el de la ciencia y técnica, da fe el Catálogo de Publicaciones de la Biblioteca Nacional José Martí (1978) el cual describe cientos de títulos impresos desde 1905 hasta 1970, así como su suplemento, abarcador del período de 1978 1990, aún inédito. Ambos arrojan un total de 1 017 títulos publicados (de estos sólo 26 títulos fueron publicados antes de 1959). Sin contar varios cientos de bibliografías de ciencia y técnica y humanidades que prestan servicios en nuestra instituci&oacut e;n, en su mayoría listados bibliográficos, y en menor medida repertorios de mayor alcance no publicados aún.

Sirva este breve recuento para dar a conocer la investigación bibliográfica corriente y retrospectiva de la Biblioteca Nacional José Martí en estos treinta años de Revolución.